sábado, 23 de marzo de 2013

instilando la palabra

POR UN CIGARRO

CONSTANTINO BLANCO RUIZ
(encuentro de jaraneros)


La otra noche me acosté
pero me acosté a sufrir
no me podía yo dormir 
y mejor me levanté
quise fumar y busqué
los cigarros que tenía
y para desgracia mía,
después de mucho buscar
logré la caja encontrar
pero ya estaba vacía
le hablé al vecino de al lado 
porque sé que es fumador
y le pedí por favor
un cigarro regalado
el un poco amodorrado
por el sueño que tenía
me dijo con ironía
¡me puede creer usted
que hace un rato me fumé 
el último que tenía!
me fui para un estaquillo 
que es de una comadre mía
para ver si me vendía
unos releig con cerillos
le hablaron un chiquillos
y cuando la despertaron
confundidos regresaron
cuando la respuesta fue
dice que perdone usted
pero ayer se terminaron
me fui para el bar el tarro
de un amigo y compañero
y le dije al cantinero
despáchame unos cigarros
de dónde te los agarro
me dijo con voz sencilla
sigue buscando Costilla
haber si hallas por allí
yo hace rato que vendí
la última cajetilla
por esos alrededores
busqué sin nada encontrar
y las ganas de fumar
eran cada vez mayores
me encontré con dos señores
que de un carro se bajaron
y cuando me saludaron
como cuates les creí
un cigarro les pedí
y de plano me lo negaron
caminé rumbo a la esquina
bastante malhumorado
yo que siempre había pensado
que el vicio no me domina
llegué y le toqué a Martina
y un cigarro le pedí
pero nada conseguí
porque me dijo impaciente
no vengas de impertinente
quisiera uno para mí
me fui al seguro social
pensando que allí la haría
ne le acerqué al policía 
de la puerta principal
tras un saludo cordial
le dije a boca de jarro
regáleme usted un cigarro
que me está matado el frío
y me dijo: amigo mío
no fumo; tengo catarro
le puse el forro al sombrero 
porque quería lloviznar
y me fui para otro bar
llamado el centro cañero
fue tan fuerte el aguacero que llegué todo empapado
cuando creí haber logrado 
aquel deseo en cuestión
grande fue mi decepción
porque ya estaba cerrado
a una joven muy galana
que en la calle me encontré
la hora le pregunte
-las cuatro de la mañana
le di vuelta a la manzana
y unos amigos me hablaron
con atención escucharon 
que un cigarro les pedía
y uno dijo: yo traía
pero mira, se mojaron
seguí por aquel sendero
aferrado a mi porfía
llegué a una tortillería
y le dije al molinero
amigo por favor quiero
me regale una "colilla"
y me contestó Costilla
vas a pescar un catarro:
tú sufres por un cigarro,
llévate la cajetilla.







Fumar es un placer
genial, sensual.

Fumando espero
al hombre a quien yo quiero,
tras los cristales
de alegres ventanales.
Mientras fumo,
mi vida no consumo
porque flotando el humo
me suelo adormecer...

Ver a mi amante
solícito y galante,
sentir sus labios
besar con besos sabios,
y el devaneo
sentir con más deseos
cuando sus ojos veo,
sedientos de pasión.

Por eso estando mi bien
es mi fumar un edén.
Dame el humo de tu boca.
Anda, que así me vuelvo loca.
Corre que quiero enloquecer
de placer, sintiendo ese calor
del humo embriagador
que acaba por prender
la llama ardiente del amor.

Mi egipcio es especial,
qué olor, señor.
Tras la batalla
en que el amor estalla,
un cigarrillo
es siempre un descansillo
y aunque parece
que el cuerpo languidece,
tras el cigarro crece
su fuerza, su vigor.

La hora de inquietud
con él, no es cruel,
sus espirales son sueños celestiales,
y forman nubes
que así a la gloria suben
y envuelta en ella,
su chispa es una estrella
que luce, clara y bella
con rápido fulgor.

Por eso estando mi bien
es mi fumar un edén.


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