domingo, 31 de marzo de 2013

TODOS PONEN-LUCASLUCATERO

estructura mental
-no son más silenciosos los espejos-
plagio de juvenal
desdén
tímido
5-7-5-7-7
BERMEJO
ALEJANDRINO
ESTE SUEÑO NO ES MÍO
JUEGO A TOCAR TU PRESENCIA
UNA PALABRA CAMPANUDA
TIENES UN SECRETO
UNA CARICIA AMOROSA
DEL QUE CUENTA LAS SÍLABAS...

lucaslucatero-instilando RETÓRICA

el mejor recuerdo que tengo de mi padre
es su biblioteca,
yo no he salido de ahí...
la dilatada pampa...
mi amor por Dickens
chacarero alemán
profesor de psicología
agnóstico
muy inteligente
lee lo que puedas
-no escribas-
y, sobre todo
no te apresures a publicar...

instilando-mandalas

lucaslucatero
no existe
es un invento de un grupo de cabalistas
es patético
humorístico
el nombre es la clave
hijo político
hijo mediático
de todas las miserias inundado 
stefania.pansa.5@facebook.com

viernes, 29 de marzo de 2013

instilando estulticia



generalmente
un foco ámbar
es una advertencia
yo, sin embargo
por más que trato de ser normal
no lo consigo
¿qué sería de nosotros sin los estereotipos?

instilando-imágenes

instilando-OCIO


Lugar: 
 SE LLEVARA A CABO EN LA PLAZA DE ARMAS (ALAMEDA)  DE CUAUTLA MORELOS; AL LADO DEL TREN ESCENICO LOS  DIAS SABADO 13 Y DOMINGO 14  DE ABRIL  DEL 2013
Fecha de inicio del evento: 
Sat, 13/04/2013
Fecha: 
13 y 14 de abril de 2013
Sistema de Competencia: 
Sistema Suizo
Premio: 
$65,000.-
1er. FESTIVAL NACIONAL ABIERTO
 DE AJEDREZ CUAUTLA 2013
1er. TORNEO INSTITUCIONAL QUE IMPULSA EL GOBIERNO DE CUAUTLA
 ALAMEDA CENTRAL
SABADO 13 Y DOMINGO 14 DE ABRIL 2013
EL H. AYUNTAMIENTO DE CUAUTLA, MORELOS
CIUDAD DE MONUMENTOS HISTORICOS
EN COORDINACION CON LA DIRECCION DE EDUCACION Y CULTURA
LA ESCUELA NACIONAL DE AJEDREZ “GM. BOBBY FISCHER”
CLUB DE AJEDREZ “CHESSGAL”
 
CONVOCAN
 
A TODOS LOS MAESTROS(AS), AJEDRECISTAS NACIONALES E INTERNACIONALES, CLUB´S, ESCUELAS Y AFICIONADOS  DEL JUEGO CIENCIA A PARTICIPAR EN ESTE EVENTO NACIONAL CUMPLIENDO CON LOS REQUISITOS DE LA PRESENTE CONVOCATORIA EN SU:
 
Dentro del Marco de los Festejos del Rompimiento del Sitio de Cuautla
 “Capital Histórica de Morelos”
 
INFANTIL, JUVENIL, PRINCIPIANTES Y AVANZADOS
(CATEGORIAS: Sub12, Sub 18, Principiantes, Intermedios y Avanzados)

IMÁGENES DE-lucaslucatero-UN RENCOR VIVO

IdImg=46503898

instilando la palabra

Sentirse solo aumenta el riesgo de demencia en la tercera edad
no te separes de mí
no me dejes solo esta noche
                       rumiando
mis manías...

quédate
-no por lástima
quédate
para que entiendas mi dolor...

intentaré no hablar
seré obediente
tomaré lo que me des
y me dormiré pronto
-como en otros tiempos
cuando yo solía ser obediente...





instilando la palabra-de lucaslucatero-UN RENCOR VIVO

retiro en el fondo de mí, me resisto a morir
preparo un ensayo sobre muerte asistida, ya nadie me cree, pero, estoy seguro, lo puedo superar, preparo un texto sobre el viejo y la mar, ya inventaré un excusa para justificar mi edad...
me chocan las convocatorias y la necesidad de responder a ellas, debe existir otra manera de alcanzar la inmortalidad, camino despacio, o por lo menos lo intento, estoy parado en el puente de la avenida sur que mira hacia el puente colgante aún no construido...
no tolero los espacios abiertos y me abruman las aglomeraciones, en general, soy distraído, y, ahora, cada vez más quejumbroso, pero que nadie se vea sorprendido, todo a su tiempo...
prometí revisar filipenses 4,31, pero ya ven, eso fue hace más de 3 semanas, y me resisto...
adoro a los vacacionistas, y su sentido del humor, todos ellos, tan divertidos, tan auténticos, la verdad, me dan ganas de ser así, algún día, lo intentaré...
hay demasiados rumores en el aire, parece que nadie ha cancelado para la nueva temporada, pero será mejor esperar, yo prometo, en cuanto me sobre un poco de tiempo, lo haré, se me acabaron las excusas de ahora en adelante, cada minuto será determinante para aquello que nos hemos propuesto es hora de las mejores historias, las cargadas de rencor, las llenas de misticismo...
estupendo, apenas te dejo unos momentos y me resultas con semejantes noticias, debiera yo estar acostumbrado, pero, ya ves, tienes la facultad de sorprenderme cada día, ayer te soñé, estoy seguro que eras tú...
en esta nueva presencia, se vale de todo, un poco de sueño, no me caerá mal...

he prometido rezar por ti
por mí
por todos
nada se le escapa a la memoria
yo adoro la ESTULTICIA

por ende 
a los
ESTULTOS
entre nosotros
nadie tiene una ventaja
no se adula
no se envidia
nadie presume nada
cuando alguno ríe
todos ríen
cuando alguno llora
todos lloran
nadie se ama hasta la muerte
y nadie se odió
sin sentido
en este lugar
se respira autenticidad
nada de poses
nada de fingir
todos
estamos igualmente
locos...
lucaslucatero
amante de la estulticia
fumador crónico
y
sobre todo
UN RENCOR VIVO.

Aguaya-cubana alemana-instilando-imágenes

Mi fotoMi fotoMi fotoMi foto

instilando semiótica-lucaslucatero-UN RENCOR VIVO


el siguiente texto no tiene razón de ser, 
pertenece a un ensayo sobre historias raras, es una especie de recapitulaciones, un tanto extremas y/o por demás absurdas
insisto, no debiera existir...

HAY,  de pronto, un admirador anónimo que, incesante, te persigue, 

jueves, 28 de marzo de 2013

LUCASLUCATERO-UN RENCOR VIVO

esta forma tuya de ser, se parece tanto a una inquietud 
Se mide en el sueño.
Se vierte como una sílaba caída.

existen rumores de que ya no te extraño.
no les creas.
ellos son así, siempre insisten,
desean saber más que yo.

déjalos, ya aprenderán.

instilando-SEMIÓTICA

SE CURA EL INSOMNIO


Beta

No se encontraron resultados para Lucas Lucatero @LucasLucatero5 @estoenlinea ...un clásico que se dirime en televisa,¡qué ilusos! pero, estoy seguro, que nada en el mundo los hará cambiar, así son ellos..



miércoles, 27 de marzo de 2013

instilando-el PLAGIO

instilando retórica-lucaslucatero-UN RENCOR VIVO


He intentado por diferentes medios, lograr una respuesta, hasta ahora, me ha sido imposible, a pesar de que se supone existe apertura de parte de la iglesia, en relación a los medios de comunicación, y de manera particular, en el programa de radio que se transmite por XEZH- CUÁL ES MI INTENCIÓN.
Desearía tener un poco de inteligencia, PARA explicar con propiedad mis más oscuras intenciones.

¿por qué el interés?
Desearía no tener que justificarme, que todo fuese espontáneo, pienso en el sentido que tienen los medios de comunicación y su relación con la iglesia católica, estar en la radio, tiene, sin duda, aspectos positivos, y no se trata de echar por tierra lo que ustedes hacen por el contrario, yo pienso en todo lo que se puede mejorar, para ello, me remito a lo que se está haciendo en la propia iglesia, en todo el mundo.
A este respecto, es allí donde noto, un poco (o un mucho) de falta de compromiso, la radio, es en sí misma –un todo- nos guste, o no. Por tanto, mi sugerencia es.

¿Hasta dónde se puede relacionar la iglesia, con un grupo radial como XEZH?
¿Se puede pasar por alto el resto de la programación?
¿Les interesan los medios de comunicación, como para tener un canal propio?
¿Cuál es el costo de estar en ZH?
Obviamente, no hablo de dinero, hablo de relaciones, de asociaciones, de complicidad, me parece poco prudente no haber indagado sobre la historia de esta empresa, pero si con todo y su historial, hubo un consenso para aceptar su “generosidad” además de ingenuo, es sospechoso.
Que existen otras maneras, me queda claro, y en la propia iglesia, encontramos la respuesta, pero aliarse con grupo que surgido de anunciar el fraude y vender LA IDEA de que se puede ignorar el pasado, me parece harto repugnante.

AURORA ARMANI-instilando-imágenes

Aurora ArmaniAurora ArmaniAurora ArmaniAurora Armani

SAULO-instilando imágenes

instilando imágenes-lucaslucatero

IRENE COMENDADOR-ESCRITORA-ESPAÑOLA-"SÉ QUE ESTÁS AHÍ"

Mi fotoMi fotoMi fotoMi foto

ÁTAME-

Finella la Piana-instilando imágaenes

instilando la palabra


hinduista o la
multiplicación de las sectas
evangélicas en Corea y América Latina–, el papel central que
ha adquirido tanto en Estados
Unidos como en el mundo islámico ha terminado por convertirse en el mayor desafío de
nuestra época.
Desde los años ochenta la
“derecha cristiana” ocupa una
posición dominante en la sociedad estadounidense y sus
consignas determinan en buena medida el discurso público
en este país. El laicismo se
mantiene de forma institucional, pero ningún político puede permitirse el lujo de ignorar a ese núcleo religioso que
continúa creyendo que Estados Unidos está destinado a
cumplir una misión divina o
que el aborto y los matrimonios homosexuales son aborrecibles y pecaminosos. Lo que
ocurre en el ámbito islámico
es aún más grave: en cuanto
las presiones de la guerra fría
comenzaron a desvanecerse, se
multiplicaron los grupos radicales que, amparados en una
lectura literal del Corán y en
las continuas vejaciones cometidas por Israel contra el pueblo palestino, han socavado el
laicismo que prevalecía en
muchos de sus gobiernos –por
ejemplo Siria, Egipto y el propio Irak– y se han embarcado
en una guerra frontal contra
los “infieles”, cuya máxima expresión ha sido, por supuesto,
Al-Qaeda.
Justo cuando el mundo celebraba el inicio de un milenio
marcado por la distensión y la
tolerancia –y, hay que decirlo,
por el triunfo ineluctable del
capitalismo y el libre mercado–, la caída de las Torres Gemelas inauguró una nuevo tipo
de guerra fría. Bajo la presidencia del segundo George
Bush, Estados Unidos replicó
a los atentados con las invasiones de Afganistán e Irak, motivado por un espíritu de venganza con tintes religiosos y no
por una adecuada estrategia
geopolítica. Desde ese momento el planeta se halla sumido en un nuevo órdago, ese
“choque de civilizaciones” preconizado por Huntington que
es, más bien, un enfrentamiento entre dos variedades de fanatismo.
Cuando uno viaja a Medio
Oriente, al norte de África o al
Medio Oeste estadounidense
no puede evitar la misma sensación de agobio ante el predominio que la religión ejerce
en el espacio público. Incluso
en países de sólida tradición
laica, como Europa Occidental
o mi propio país, México
–donde la separación entre la
Iglesia y el Estado se remonta
a mediados del siglo  xix–, la
reaparición del integrismo es
evidente, sobre todo frente a
temas como el aborto, el control natal o los matrimonios
homosexuales. Lejos estamos
de las conquistas de la Ilustración o de la confianza que la era
victoriana le reservaba a la ciencia y a la razón. Ante la presencia incontenible que dios
vuelve a tener en nuestro
tiempo, no es casual que hayan aparecido tantos libros
que, desde ópticas muy distintas, buscan explicar o de
plano combatir la nueva religiosidad que nos rodea.
2.
Como demuestra el filósofo
francés Michel Onfray en su
Traité d’athéologie, el zoólogo
británico Richard Dawkins en
The God Delusión  o el crítico
británico, nacionalizado estadounidense, Christopher Hitchens en God is Not Great, el
ateísmo aún goza de mala fama
en nuestro tiempo, como si la
a privativa del nombre convirtiera a sus adeptos en excepciones frente a la tendencia
general –y natural– a tener un
dios
*
. Ser ateo en Estados Unidos representa un serio inconveniente (sólo un 49% de la
población votaría por un polí-
tico ateo, frente al 79% por un
homosexual o al 94% por un
católico), y abjurar de dios en
países regidos por la sharia islámica puede conducir a la
muerte. Pero, insisto, aún en
países de tradición secular o al
menos con una religiosidad
“suave”, como la mayor parte
de Europa (con la ruidosa excepción de Polonia) o América
Latina, declararse “ateo” mueve al desprecio, el rechazo o de
plano la censura.
Obsesionados con obtener
cierta respetabilidad, numerosos ateos prefieren declararse
“agnósticos” –un término más
oscuro y menos alarmante–,
“no creyentes”, “librepensadores” o, tal como cuenta el filó-
78 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA ■
Nº 178
R E L I G I ó N
MANUAL DEL PERFECTO ATEO
Jorge Volpi
*
 Los ateos militantes, como Hitchens, se empeñan en escribir “dios” con
minúscula, mientras que otros, más tolerantes, conservan la grafía tradicional.
Me declaro partidario de los primeros,
así que sólo conservaré la mayúscula en
las citas textuales.Nº 178 ■
CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA 79
sofo estadounidense Daniel
Dennett en Breaking the Spell,
incluso se han apropiado de
un término que originalmente buscaba denigrarlos, “brights”, siguiendo el ejemplo de
los gays.
Según Michel Onfray,
“[N]o existe ningún término para
calificar de modo positivo al que no
rinde pleitesía a las quimeras fuera de
esta construcción lingüística que exacerba la amputación: a-teo, pues,
pero también in-fiel, a-gnóstico, descreído, ir-religioso, in-crédulo, a-religioso, im-pío (¡el dios del ausente!) y
todas las palabras que derivan de éstas: ir-religión, in-credulidad, im-piedad, etc. No hay ninguna para significar el aspecto solar, afirmativo, positivo, libre y fuerte del individuo ubicado más allá del pensamiento mágico y de las fábulas”.
Más allá del nombre, acierta
Onfray al señalar que la tradición atea ha sido sistemáticamente oscurecida de la historia
intelectual por los poderes religiosos que han gobernado –y
aún gobiernan– al mundo.
Tanto en la Grecia clásica
como en la Edad Media no encontramos ateos en sentido
estricto, sino filósofos o pensadores que no se sometieron a
los dioses de su tiempo, que se
enfrentaron a teologías institucionalizadas o que enarbolaron
ciertos grados de teísmo o panteísmo, por más que las distintas ortodoxias los hayan acusado de apostasía, herejía o, en el
peor de los casos, de “ateísmo”.
En The Portable Atheist, su sesgada recopilación del pensamiento ateo, Christopher Hitchens no duda en incluir entre
los fundadores del ateísmo a
personajes tan contrastantes
como Lucrecio, Omar Jayyam
o Spinoza.
Onfray, en cambio, sostiene
que el primer ateo auténtico
habría sido Jean Meslier, cura
de Etrépigny (1664-1729), autor de un Testamento en el que
arremete contra todos los poderes de su tiempo, aunque es
en su Memoria de pensamientos
y sentimientos de Jean Meslier
donde por primera vez en la
historia un pensador profesa,
demuestra y argumenta su
ateísmo (Hitchens no lo incorpora en su nómina, pero con
típico chauvinismo anglosajón
tampoco incluye al propio
Onfray).
Tras el cura de Etrépigny, la
tradición intelectual atea continúa con La Mettrie, Helvetius, Sylvain Maréchal y, sobre
todo, con el Barón d’Holbach,
contemporáneo de Voltaire y
Rousseau y siempre olvidado
por filósofos e historiadores (y,
de nuevo, por Hitchens). Habrá que esperar al terremoto
desatado por la “tríada infernal” del siglo  xix, Darwin,
Marx y Nietzsche, para que el
ateísmo recupere un lugar preponderante en el pensamiento
occidental. (Pese a su importancia indiscutible, Hitchens
tampoco incluye al filósofo
alemán en The Portable Athieist,
acaso porque su fama póstuma
incomoda demasiado a su “liberalismo”).
De los tres, quizás sea Darwin quien le haya conferido
mayor legitimidad al pensamiento ateo. Primero de forma
tímida y cuidadosa, y en su vejez de modo decidido, su lucha
por desterrar sus convicciones
religiosas a favor de una visión
científica del mundo es uno de
los grandes hitos de nuestra
lucha contra dios. En un célebre pasaje de su autobiografía,
citado por Hitchens, Darwin
narra su “camino de Damasco”
inverso:
“Formerly I was led by feelings
such as those just referred to (although I do not think that the religious sentiment was ever strongly
developed in me), to the firm conviction of the existence of God, and of
the immortality of the soul. In my
Journal I wrote that whilst standing
in the midst of the grandeur of a Brazilian forest, ‘it is not possible to give
an adequate idea of the higher feelings of wonder, admiration, and devotion, which fill and elevate my
mind’. I well remember my conviction that there is more in man than
the mere breath of his body. But now
the grandest scenes would not cause
any such conviction and feelings to
rise in my mind. […] The state of
mind which grand scenes formerly
excited in me, and which was intimately connected with a belief in
God, did not essentially differ from
that which is often called the sense of
sublimity; and however difficult it
may be to explain the genesis of this
sense, it can hardly be advanced as an
argument for the existence of God
[…]”.
(“Antes me movían sentimientos
como los que he mencionado (si bien
creo que el sentimiento religioso
nunca estuvo fuertemente desarrollado en mí) hacia la firme convicción
en la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. En mi diario escribí
que, mientras permanecía en medio
de la grandeza de la selva brasileña,
“no era posible dar a idea adecuada
de los altos sentimientos de maravilla,
admiración y devoción que llenan y
elevan mi alma”. Y también recuerdo
mi convicción de que hay más en el
hombre que la mera respiración de su
cuerpo. Pero ahora las más grandes
escenas no provocan que esa convicción se instale en mi mente. [...] El
estado mental que las grandes escenas
me provocaban anteriormente, y que
estaba directamente relacionado con
Daniel Dennett y Richard Dawkins.MANUAL DEL PERFECTO ATEO
80 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA ■
Nº 178
la creencia en Dios, no difiere esencialmente de lo que comúnmente se
conoce como sentido de lo sublime; y
sin importar cuán difícil sea explicar
este sentimiento, no puede deducirse
de él ningún argumento sobre la existencia de Dios […]”).
Como escribe Dennett en
otra obra imprescindible,
Darwin’s Dangerous Idea
(1995),  (La peligrosa idea de
Darwin, Círculo de lectores,
1999) el naturalista británico
concibió una de las ideas más
poderosas jamás desarrolladas
por una mente humana: la
evolución. Como un ácido que
todo lo corroe, la evolución es
capaz de explicar toda suerte
de fenómenos naturales, desde
la creación del universo hasta
la mente humana, sin necesidad de recurrir a intervenciones divinas o a un “diseñador
inteligente” encargado de poner en marcha la relojería del
cosmos. The God Delusion, el
polémico texto de Dawkins,
utiliza la evolución darviniana
para concluir que, “casi con
certeza, dios no existe”.
Por más que rechazara el
judaísmo ortodoxo de sus ancestros, Marx no tenía entre
sus metas principales enfrentarse con la idea de dios, sino
con las religiones institucionalizadas; no obstante, su malinterpretada cita sobre la religión como opio de los pueblos
ha servido como acicate a
cientos de pensadores anticlericales (aunque no necesariamente ateos). Por ello, en realidad debemos a Nietzsche el
mayor salto en el pensamiento
ateo, gracias a su rechazo frontal a la tradición judeocristiana. Como afirma Onfray, su
crítica despiadada de la religión no llevó a cabo toda la
tarea ateológica, pero la hizo
al fin posible.
A partir de aquí, la lucha
contra dios se multiplica y
contamina a cientos de espíritus inquietos. Hitchens recoge
en su nómina a muchos de
ellos, en su mayor parte cientí-
ficos: Freud, Einstein, Russell,
Martin Gardner, Carl Sagan,
Steven Weinberg y los propios
Dawkins y Dennett, al lado de
escritores y políticos como Salman Rushdie, Ian McEwan y
Ayaan Hirsi Ali, quien cierra el
libro con estas palabras que
podrían ser un buen corolario
del pensamiento ateo de nuestro tiempo:
“The only position that leaves me
with no cognitive dissonance is atheism. It is not a creed. Death is certain, replacing both the siren song of
Paradise ad the dread of Hell. Life
on this earth, with all its mystery
and beauty and pain, is then to be
lived far more intensely: we stumble
and get up, we are sad, confident,
insecure, feel loneliness and joy and
love. There is nothing more; but I
want nothing more”.
(“La única posición que me deja
sin disonancias cognitivas es el ateísmo. No es un credo. La muerte es
inevitable y remplaza a la vez a las sirenas del paraíso y a las amenazas del
infierno. La vida en esta tierra, con
todo su misterio y su belleza y su dolor, debe ser vivida intensamente:
caemos y nos levantamos, estamos
tristes, confiados, inseguros, sentimos
soledad y alegría y amor. No hay nada
más; pero yo no quiero nada más.”).
El problema con la selección de Hitchens es que parece
demasiado marcada por su
propia agenda ideológica. En
cualquier caso, no cabe duda
de que, pese a la mala fama
que le sigue acompañando, el
ateísmo cuenta en nuestros
días con defensores de primera
línea, dispuestos a arriesgar su
fama, y en casos extremos la
vida, para combatir esa “fuente
de todos los males” (como la
denomina Dawkins).
En una época en la que,
como insiste Onfray, el cadá-
ver de dios sólo ha sido visto
por Nietzsche y la religiosidad goza de tan buen estado
de salud, ¿cómo responder
desde una óptica laica al conflicto que enfrenta al judeocristianismo y al Islam?
¿Cómo conciliar la tolerancia
y a la vez impedir que millones de niños sean educados
por sus padres en esa forma
radical de ignorancia que es
la fe? ¿Cómo ser ateo a principios del siglo xx?
3.
Comencemos con el punto de
vista de dos científicos, Dawkins y Dennett, para observar
dos maneras distintas (y en
ocasiones drásticamente enfrentadas) de explicar el ateísmo y argumentar contra la
existencia de dios. Mientras
Dawkins se empeña en demostrar que dios y la religión han
sido esencialmente negativos
para la humanidad y se dirige,
por tanto, a un público ateo
que en general coincide con
sus ideas, Dennett prefiere estudiar la religión como “fenó-
meno natural” y compartir su
convicción bright con lectores
religiosos que, tras seguir su
minucioso examen, puedan
coincidir con él.
Dawkins utiliza la ciencia
como arma de combate contra
la fe y a lo largo de su libro
desmonta las convicciones religiosas como si quisiera destruir un edificio sustrayéndole
poco a poco sus cimientos. Su
tarea es a la vez monumental y,
hay que decirlo, un tanto vana.
Un ateo militante como yo no
podría disfrutar más con su
sistemática y lúcida demolición del “espejismo de dios” y
su certera exposición de las
contradicciones, errores y fallas de cualquier sistema religioso, pero al final la coincidencia absoluta con sus planteamientos provoca cierta insatisfacción, y supongo que en
el caso de los lectores religiosos
sólo generará un enfado creciente (algo similar a lo que
ocurre con Hitchens).
Dennett opera en sentido
contrario: explica paso a paso
el surgimiento de la religión
como fenómeno natural –empleando las ideas sobre la replicación de los memes elaboradas
por el propio Dawkins en The
Selfish Gene (1976)– y prefiere
dirigirse a esos lectores que podrían terminar abjurando de
su fe. Página a página Dennett
los invita a desmenuzar sus argumentos, jamás desprecia o
ataca sus convicciones y por
supuesto no considera a dios
como la raíz de todos los males. Con un estilo ágil y directo
muestra cómo pudo surgir la
idea de dios, cómo ésta evolucionó con el tiempo y cómo,
gracias a su enorme capacidad
para adaptarse –y a los beneficios concretos que representó
para las sociedades del pasado– terminó por convertirse
en el meme más contagioso jamás inventado por nuestra especie. A partir de allí, expone
pacientemente cómo se puede
ser ateo sin dejar de tener convicciones éticas e incluso sin
dejar de ser “religioso”.
Dawkins pertenece, pues, a
la tradición del científico ilustrado que arremete contra sus
adversarios religiosos, dispuesto a ganar cualquier batalla
gracias a sus argumentos basados en la razón. Dennett, en
cambio, opera como un “evangelista” del ateísmo: no aspira
a devastar las convicciones de
sus adversarios, sino a convertirlos paulatinamente a su causa. Ambas estrategias resultan
paradójicas: es casi imposible
convencer a alguien que en
principio reniega de la razón y
se ampara en la fe (eso que los
ateos llamamos “sinrazón”)
para que abandone sus sentimientos religiosos a partir de
argumentos puramente racionales. Frente a tales cuestionamientos, el creyente siempre
responderá: la fe explica lo que
la razón no puede, o cosas por
el estilo, y se mantendrá impá-
vido ante las tesis que prueban
que, “casi con certeza, dios no
existe”.
Aun así, Dawkins no deja
títere con cabeza y espera sacudir, o incluso violentar, a su
lector para removerlo y a la
postre liberarlo de la tiranía de
dios. Más cortés, Dennett se
esfuerza por seducir a sus lectores: no pretende estremecerlos, sino conducirlos paulatinamente hacia la duda, la madre de todo ateísmo. ¿Cuál de
los dos obtendrá mejores resultados? Aunque simpatizo
más con la postura civilizada
de Dennett, sólo puedo recordar mi experiencia personal:
proveniente de un entorno ca-J orge Volpi
Nº 178 ■
CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA 81
tólico, me hice ateo gracias a
lo dardos envenenados de Nietzsche, no mediante la juiciosa
argumentación de pensadores
más serenos.
4.
God is Not Great de Christopher Hitchens no utiliza la
ciencia para descalificar a dios
y a las religiones, sino la retórica. Como suele hacer en buena
parte de sus textos, su tono aspira a la polémica y a la provocación. No hay sutileza en sus
planteamientos (que cualquier
ateo comparte de antemano):
su texto es un juicio sumario,
a veces violento, otras superficial, sólo de vez en cuanto agudo, de las mentiras, engaños y
atrocidades que han cometido
las religiones –particularmente
el judaísmo, el cristianismo y,
como era de esperarse, el Islam– a lo largo del tiempo.
Resulta difícil estar en desacuerdo con su irritante exposición: en efecto, la religión
nace ante la falta de razón, sus
practicantes jamás han sido
mejores desde un punto de
vista moral que los ateos, algunas de las mayores catástrofes
de la Historia han sido producto de las luchas entabladas
en su nombre y el nivel de hipocresía de sus sacerdotes, pastores, imanes y rabinos deja
atónito a cualquiera.
Tras la agotadora lectura de
su libro, un ateo no puede sino
coincidir en que dios no sólo
no es grande, sino que ha generado más perjuicios que beneficios y ha sido una fuente
de opresión, una barrera para
el desarrollo, y un eficaz sistema para reprimir la sexualidad
y la libertad. El problema, insisto, radica en el carácter autocelebratorio del ateísmo de
Hitchens y en su necesidad de
mostrarse como el principal
adalid de su causa. No hay en
su libro un auténtico análisis
del origen de la idea de dios o
de la utilidad que ésta tuvo
para nuestros antecesores,
como en Dennett, y ni siquiera un fundamento científico
de su exposición, sino la convicción de que la religión fue
sólo el producto de la ignorancia, como si el conocimiento
científico no hubiese sido la
consecuencia extrema de ese
mismo pensamiento religioso.
Con esa arrogancia que no logra evitar ni siquiera en sus
momentos más lúcidos, Hitchens sostiene que la religión
responde esencialmente a
nuestra estupidez innata.
Como dice en el prólogo a The
Portable Atheist:
“[…] there is a reason why religions insist so much on strange events
in the sky, as well as less quantifiable
phenomena such as dreams and visions. All of this things cater in our
inborn stupidity, and our willingness
to be persuaded against all the evidence that we are indeed the center
of the universe and that everything is
arranged with us in mind”.
(“[…] hay una razón por la que
las religiones insisten tanto en señalar
extraños sucesos en el cielo, así como
fenómenos menos cuantificables
como sueños y visiones. Todas estas
cosas llenan nuestra estupidez innata
y nuestra voluntad de ser persuadidos
contra todas las evidencias de que en
efecto somos el centro del universo y
que todo está arreglado pensando en
nosotros”).
Hitchens jamás busca entender cómo es posible que
personas razonables del siglo
xxi, educadas y con una amplia cultura, sean capaces de
negar todas las evidencias para
seguir considerándose creyentes. Su libro ataca a la religión
desde todos sus flancos (¿pero
en verdad resulta útil a estas
alturas desmenuzar las contradicciones de los evangelios o
enumerar las atrocidades del
Corán?), convencido de que
la abrumadora exposición de
sus fallas bastará para disminuir su poder. Se trata, sí, de
una cuestión inquietante, que
habla del carácter no particularmente racional de la especie humana, pero la fe no
puede ser explicada sólo como
un producto de nuestra tendencia a “creer que somos el
centro del universo”.
La conclusión final de God
is not Great resume bien la posición de Hitchens. Hay que
conocer los entresijos de la religión –nuestro enemigo– para
poderla combatir hasta la
muerte:
“Above all, we are in need of a renewed Enlightenment, which will
base itself on the proposition that the
proper study of mankind is man, and
woman. […] However, only the most
naïve utopian can believe that this
new human civilization will develop,
like some dream of ‘progress’, in a
straight line. We have first to transcend our prehistory, and escape the
gnarled hands which reach out to
drag us back to the catacombs and
the reeking altars and the guilty pleasures of subjection and abjection.
‘Know yourself’, said the Greeks,
gently suggesting the consolations of
philosophy. To clear the mind for this
project, it has become necessary to
know the enemy, and to prepare to
fight it”.
(“Por encima de todo, necesitamos una nueva Ilustración, la cual se
basaría en la proposición de que el
estudio propio de la humanidad es el
hombre, y la mujer. […] Sin embargo, sólo los utópicos más ingenuos
pueden creer que esta nueva civilización humana se desarrollará, como
un sueño de “progreso”, en línea recta. Primero tenemos que trascender
nuestra prehistoria y escapar de las
garras que intentan devolvernos a las
catacumbas y a los altares y a los placeres culpables del sometimiento y la
abyección. “Conócete a ti mismo”,
decían los griegos, sugiriendo gentilmente las consolaciones de la filosofía. Para aclarar la mente para este
proyecto, se vuelve necesario conocer
al enemigo, y prepararse para luchar
contra él”).
Si el libro de Hitchens falla
es porque no asume por completo su condición panfletaria
–un género literario tan respetable como cualquier otro–,
a diferencia de lo que ocurre
con La puta de Babilonia del
escritor colombiano Fernando
Vallejo. Nos hallamos aquí
frente a un texto que no pretende convencer a los creyentes, ni mostrar argumentos
particularmente sólidos, sino
que emplea el lenguaje –rico,
verboso, agudísimo– como
una descarga de artillería contra su blanco favorito: la Iglesia católica. El inicio del libro
marca ya, febrilmente, su
tono general:
“La puta, la gran puta, la grandí-
sima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la falsificadora, la
asesina, la fea, la loca, la mala; la del
Santo Oficio y el Índice de Libros
Prohibidos; la de las Cruzadas y la
noche de San Bartolomé; la que saqueó Constantinopla y bañó de sangre Jerusalén; la que exterminó a albigenses y a los veinte mil habitantes
de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que
quemó a Segarelli en Parma, a Juan
Hus en Constanza y a Giordano
Bruno en Roma; la detractora de la
ciencia, la enemiga de la verdad, la
adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de
hogueras, la quemadora de herejes y
brujas […]”.
Sin siquiera dividirse en capítulos, prescindiendo de orden y cronología, articulado
sólo como una poderosísima
diatriba, La puta de Babilonia
no cesa de increpar a la Iglesia,
a Cristo, a los papas –en especial a Wojtyla “y su rosario de
bellaquerías” y a quien él llama
“Benedicta”–, y a los mismos
creyentes a través de una exposición tan caótica como catártica. Vallejo no es un filósofo
ni un científico, sino un ensayista literario que, apelando a
la más pura tradición jacobina
de América Latina, convierte
al insulto en una de las bellas
artes. Sus lanzadas, sin embargo, no sólo se dirigen a los
cristianos:
“Mahoma (c570-632) es uno de
los seres más dañinos y viles que haya
parido la tierra. Una máquina de infamias que ni de la reproducción se
privó: tuvo seis hijos con Jadiya, la
viuda rica con que se casó para quedarse con su herencia, y otro con su
concubina María la copta. De los 25
a los 45 años este mercader taimado
que habría de fundar la religión mahometana (una plaga peor que el sida
y la malaria)”.
Nada hay del lenguaje polí-
ticamente correcto de sus pares
anglosajones (sería interesante
saber cómo sería recibido este
libro en Estados Unidos). Vallejo no se mide a la hora de
contar cientos de anécdotas
sobre la vileza de los santos o
de enumerar las estafas econó-
micas de la Iglesia:MANUAL DEL PERFECTO ATEO
82 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA ■
Nº 178
“Ya saben, ovejas, a dónde van a
dar las limosnas que mandan al Vaticano. A la juerga de los millones de la
Puta. En los años noventa el Banco
Vaticano tenía inversiones por más de
diez mil millones de dólares y por lavado de dinero cobraba el cinco por
ciento, lo cual era una bicoca si tenemos presente que Sindona le cobraba
a la familia mafiosa de los Gambino
el cincuenta por ciento por lavarles su
dinerito proveniente de la heroína a
través de una shell corporation o compañía de evasión fiscal y lavado de
dinero, la Mabusi. Vaya a saber Dios
por qué estos ensotanados de hoy en
día han bajado tanto la tarifa. Las finanzas de la Puta son oscuras y secretas como las de Cuba. ¿O por qué
creen que se entendió tan bien Juan
Pablo II con Castro? Tal para cual.
Tan tenebroso el uno como el otro y
los dos más falsos que Judas, que ni
existió”.
Al final, dejando de lado por
un momento sus imprecaciones, burlas y diatribas contra la
Iglesia católica, Vallejo termina
llevando agua a su molino con
una apasionada defensa de los
derechos de los animales, una
de sus obsesiones de siempre
(que comparte, entre otros,
con el sudafricano Coetzee).
No deja de ser coherente que
un escritor que arremete con
tanta violencia contra sus congéneres termine refugiándose
en la empatía con los demás
seres vivos. Quizá esta vuelta a
San Francisco sea una de las
últimas posibilidades que le
queda a la espiritualidad en los
albores del siglo xxi.
5.
Frente a tantos relatos de ateos,
descreídos o anticlericales, On
God. An Uncommon Conversation del recientemente fallecido Norman Mailer es quizás
el texto más personal, disparatado y excéntrico de cuantos
han aparecido sobre dios en
fechas recientes. En estas conversaciones con su albacea literario Michael Lennon, el novelista estadounidense confiesa
que fue ateo durante su juventud pero que en cierto momento comprendió que la presencia de Dios –para él así, con
mayúsculas– en el mundo era
incuestionable. Sólo que su ser
supremo es particularmente
extraño: Mailer lo concibe
como un artista –un demiurgo
en términos antiguos– que no
es todopoderoso y que se enfrenta día con día contra el
mal a través de sus criaturas:
“Whether my motive is pure or
impure, I do believe in God the Artist, the Creator. That makes the most
sense to me. Whether I have a private
agenda, or whether I am being an objective philosopher (to the extent one
can propose the existence of what
may be an oxymoron–objective philosopher!)–so be it. Whether guilty or
innocent, this will be the argument I
advance: God is an artist. And like
artists, God has successes, God has
failures”.
(“Sin importar si mi motivo es
puro o impuro, creo en Dios el Artista, el Creador. Tiene sentido para
mí. Sin importar si tengo una agenda
propia o si estoy siendo un filósofo
objetivo (en la medido en que uno
pueda proponer la existencia de lo
que quizás sea un oxímoron: ¡filósofo
objetivo!) así es. Sin importar si soy
culpable o inocente, éste es mi argumento: Dios es un artista. Y como los
artistas, Dios tiene éxitos y Dios tiene
fracasos”).
El dios de Mailer se comporta como un novelista quizás no demasiado talentoso.
Para explicar la presencia del
mal en el mundo, tan abstrusa
para las teologías tradicionales,
Mailer sostiene que dios tiene
un poder limitado. Los seres
humanos seríamos su mejor
obra, pero eso no significa que
seamos perfectos ni que dejemos de estar sometidos a las
tentaciones del diablo, su feroz
antagonista. Lennon no duda
en preguntarle directamente
sobre éste y Mailer responde:
“Whatever the form it takes, my
understanding is that God and the
Devil are often present in our actions.
As I’ve said may times over the years,
when we work with great energy it’s
because our best motive to do our
worst motive–or put it in another
way, God and the Devil–are equally
engaged in the outcome and so, for a
period, working within us”.
(“Sea cual fuere la forma que
tome, mi idea es que Dios y el diablo
están presentes en nuestras acciones.
Lo he dicho muchas veces a lo largo
de los años: cuando trabajamos con
gran energía es gracias a que nuestros
mejores motivos para hacer lo peor
—o, dicho de otra manera, Dios y el
diablo— están igualmente comprometidos para lograrlo y, por un periodo, trabajan dentro de nosotros”).
En opinión de Mailer los
seres humanos somos el campo de batalla de dios contra el
diablo, tal como lo entendían
los maniqueos, sin que de antemano sepamos quién será el
vencedor de la gran batalla
cósmica. Desde luego cabe
preguntarse si en verdad el novelista cree en estas afirmaciones o si se trata sólo de un
punto de vista metafórico. Él
mismo reconoce el carácter un
tanto fantasioso de sus teorías,
pero las sostiene hasta el final
–justo lo que debe hacer cualquier novelista que aspire a la
verosimilitud.
Las rarezas teológicas de
Mailer no hacen más que
multiplicarse conforme avanzamos en su conversación con
Lennon: no cree en la existencia ni del cielo ni del infierno,
aunque luego se contradice y
se deja seducir por la idea del
purgatorio; concibe un proceso de reencarnación dirigido
por dios, aunque en ciertos casos un alma (que considera un
regalo del creador) puede simplemente agotar su ciclo y desaparecer para siempre; piensa
que dios y el diablo en ocasiones pueden actuar a través de
seres humanos particularmente poderosos, como Hitler o
Napoleón; aventura que cada
uno de nosotros guarda en su
interior una mezcla particular
de dios y el diablo… Pero,
cuando Lennon le pregunta
directamente si se concibe
como un gnóstico, Mailer responde con cierto fastidio:
“That has no meaning for me
either”. (“Eso tampoco tienen
ningún significado para mí”).
Tras la fascinante y desconcertante lectura de  On God,
uno no puede evitar preguntarse hasta qué punto Mailer
se burla sin tregua del cándido
Lennon –el cual parece encantado con representar el papel
de discípulo amado del profeta del mailerismo– o hasta
dónde el novelista estadounidense es víctima de demencia
senil. Entre los dos extremos
cabría sugerir una posibilidad
intermedia: aunque Lennon
no se dé cuenta, Mailer está
escribiendo aquí uno de sus
más audaces relatos de vejez,
una ficción tan ambiciosa,
mordaz, juguetona y egocéntrica como Los desnudos y los
muertos, La canción del verdugo o El fantasma de Harlot, la
aspiración suprema de cualquier escritor de ficción: la invención de una teodicea, la
creación de un sistema tan vá-
lido y ordenado –o tan absurdo y caprichoso– como el de
cualquier otra fe surgida a lo
largo de la Historia. Aunque
su objetivo pareciera consistir
en una defensa de dios frente
al ateísmo de autores como
Hitchens, Dennet o Dawkins,
con este libro Mailer quizás
desacredita a las religiones de
manera más radical que ellos.
En vez de utilizar argumentos
racionales, de exponer las atrocidades cometidas en nombre
de dios o de dinamitar las
contradicciones de las iglesias,
Mailer exhibe el procedimiento mediante el cual cualquier
individuo dotado con una
gran capacidad de fabulación
–Moisés, Cristo, Mahoma,
Mailer– puede inventar una
religión a su medida. ■
[Este artículo también se publica en
PRL, la primera publicación especializada en libros editada en español en
Estados Unidos].
Jorge Volpi es d