Girolamo Savonarola:
un fraile incómodo para su época
Por Alfonso Bailly-BailliereRevista Palabra
septiembre 1997
Recientemente se ha introducido en el
tribunal eclesiástico de la diócesis de Florencia la causa que comenzará a
discernir si el polémico fraile dominico Girolamo Savonarola (1452-1498)
fue santo o no. La revisión de este difícil caso se produce 499 años después de
su muerte en la hoguera, tras la correspondiente sentencia de la justicia civil
de Florencia. El Papa Alejandro VI le había excomulgado
antes.
Un análisis histórico de los hechos
pone de manifiesto que Savonarola, por tener un temperamento exaltado, no
fue prudente en su actuación concreta, sobre todo si se tiene en cuenta las
circunstancias de la época y el sumo cuidado con que habría que haber planteado
sus reivindicaciones. Su desobediencia al Papa es censurable. A su favor está la
atenuante de haber querido reaccionar contra el nuevo paganismo de la
época.
El triste episodio vuelve a mostrar
cómo la verdad y la unidad religiosa configuraban el mismo núcleo del estado
medieval y cómo el poder civil no toleraba ningún atentado contra estos dos
valores. Hoy resulta difícil de comprender esta mezcolanza político religiosa,
pero el hecho es que así se organizaba la sociedad de antaño. Posiblemente
tampoco se entienda en el futuro cómo la legislación militar castiga hoy con la
pena de muerte a un soldado que abandona el puesto de guardia en tiempos de
guerra.
El caso Savonarola constituye un capitulo interesante
dentro del proceso de revisión de los aspectos más confusos de la historia de la
Iglesia, que comenzó con el Concilio Vaticano II y que tiene por meta el año
2000.
La excomunión de Girolamo Savonarola ha sido motivo
de polémica prácticamente desde el momento en el que le fue impuesta por el Papa
Alejandro VI, a finales del 1500. Varios autores que han escrito sobre el
célebre dominico italiano creen que no llegó a incurrir subjetivamente en tal
excomunión.
¿VERDADERA EXCOMUNIÓN?
El Padre Tito S. Centi, en el libro
"La scomunica di Girolamo Savonarola", sostiene que esta sanción
eclesiástica carecía absolutamente de fundamento teológico-jurídico y que era
más un procedimiento para inducir al dominico y a la República florentina a no
obstaculizar los planes politices del Papa Borgia a finales del siglo
XV.
Savonarola, dice Centi, revela una gran conciencia de asceta y
de apóstol, que mantiene vivo el sentido de lo divino y de lo eterno, que se
rebela contra el nuevo paganismo, que permanece fiel al ideal evangélico y
paulino de cristianismo integral.
Nació en Ferrara el 21 de septiembre de 1452 y
murió quemado en la hoguera en Florencia el 23 de mayo de 1498. Creció en una
familia que supo educarlo cristianamente. A los 17 años abandonó las doctrinas
humanísticas para prepararse en la medicina, y mientras, se aplicó asiduamente a
la lógica y a la filosofía; estudió Platón y Aristóteles, pero sobre
todo, se dedicó a Santo Tomás de Aquino. Entre sus obras destacan "El
Triunfo de la Cruz"; "Tratato divoto e utile della umiltà", y algunos
escritos de lógica y filosofía.
COMBATE LA INMORALIDAD
Un sueño simbólico y una predicación escuchada
en Faenza, le llevaron a tomar una decisión radical en su vida: el claustro. El
24 de abril de 1475 dejó secretamente la casa paterna y viajó a Bolonia, donde
pidió ser recibido en el convento de Santo Domingo. En 1479, sus superiores le
mandaron a Ferrara para que se perfeccionase en la Facultad teológica de aquella
universidad. Se trasladó a Florencia en 1481 y allí se opuso con gran energía a
la vida pagana, y con frecuencia inmoral, que prevalecía en muchas clases de la
sociedad, y especialmente en la corte de Lorenzo de Medici.
Predicó en otras ciudades italianas durante
los años 1485-89. En Brescia, en 1486, explicó el Libro de la Revelación y desde
ese momento se sintió absorbido por las ideas apocalípticas sobre su propia
época, el juicio de Dios que la amenazaba y la regeneración de la
Iglesia.
PRIOR DE SAN MARCOS
En julio de 1491 pasó a ser prior del convento
de San Marcos. Al año siguiente, pensó en restaurar en su convento el antiguo
rigor de la Regla. Para ello, defendió sus razones en dos capítulos de la
Congregación lombarda. Pero las dificultades encontradas le indujeron a promover
la separación entre San Marcos y aquella congregación. La propuesta, que
secundaba la politice de Florencia, entonces hostil a Milán, fue apoyada
claramente por Pietro y Giovanni de Medici, y obtuvo un pleno éxito con
el Breve papal del 22 de mayo de 1493.
La familia de los Medici habla
adquirido un gran poder económico durante el siglo XV, y los principales cargos
políticos de la República florentina se asignaban a personas cercanas a esta
familia o de su total confianza.
Mientras tanto, Savonarola predicó con
celo ardiente y se ganó una gran influencia. Atacó con dureza a Lorenzo el
Magnifico, que promovió el arte pagano y la vida frívola.
A partir de 1493, el fraile habló con mayor
fuerza contra los abusos de la vida eclesiástica, la inmoralidad de una gran
parte del clero: sobre todo, contra la vida deshonesta de muchos miembros de la
Curia Romana.
¿HIZO POLÍTICA?
Tras la caída de los Medici,
entró en escena el monarca francés Carlos VIII, deseoso de conquistar
Italia. Savonarola lo consideró como instrumento divino de la
regeneración de su patria por el castigo, y a él se presentó en Pisa y
Florencia, excitándole a cumplir el mandato de la Providencia.
Cuando el rey partió de Nápoles para regresar
a Francia, se formó una liga general de los estados italianos contra él, y a
pesar de todo, Savonarola hizo lo posible por mantener Florencia en la
alianza francesa, aun no obteniendo del monarca más que confirmaciones verbales.
En aquella peculiar situación, se estableció en la ciudad una nueva
Constitución, un tipo de democracia teocrática basada en doctrinas politices y
sociales que habla proclamado Fray Girolamo. Incluso se llegó a formar un
gran concilio que fuera representativo de todos los ciudadanos y gobernase la
República.
LLAMADA AL ORDEN
Savonarola no interfirió directamente en política y negocios de Estado, pero
sus enseñanzas y sus ideas fueron autoritarias. Florencia tenía que ser el punto
de partida de la regeneración de Italia y la Iglesia. En este sentido, buscó
constantemente la intromisión de Carlos VIII para la reforma de la
Iglesia, aunque las ideas extravagantes del monarca no le permitieron emprender
esta tarea.
Esta actitud provocó la intervención de
Alejandro VI (Rodrigo de Borgia), que con un Breve del 21 de julio le
obligó a viajar a Roma para que diera explicaciones sobre sus facultades
proféticas. Este respondió diez días más tarde diciendo que no le era posible
acudir por los siguientes motivos: primero, porque estaba enfermo; segundo,
porque tenía enemigos mortales; y tercero, por el estado critico en que se
encontraba la ciudad, que tenía necesidad de su predicación.
El 8 de septiembre, un nuevo Breve papal
ordenaba que Savonarola fuese sometido a un juicio, y que el convento de
San Marcos se uniese a la Congregación lombarda. Las nuevas justificaciones del
dominico y la acción de la Señoría de Florencia, que defendía a Fray Girolamo
por haber contribuido a evitar el asalto de la ciudad por parte del rey
francés, y de algunos cardenales, condujeron a Alejandro VI a revocar sus
decisiones, limitándose con otro Breve del 16 de octubre a prohibirle la
predicación hasta que no fuese a Roma.
DESOBEDIENCIA Y EXCOMUNIÓN
Después de que la Señoría hubiera insistido
para que el Papa anulara la prohibición de predicar, el 11 de febrero de 1496
ordenó a Savonarola que retomase la actividad, y éste inició las prédicas
acentuando sus criticas a las jerarquías eclesiásticas. El Papa envió entonces
una nueva prohibición e hizo abrir un proceso penal en Roma contra él. Pero al
final lo suspendió con la condición de que el dominico utilizase un lenguaje más
respetuoso y se abstuviese de la política.
Sin embargo, el 7 de noviembre, el Papa emanó
un Breve pontificio que afectó de lleno al corazón de la Congregación de San
Marcos, precisamente en un momento de gran florecimiento. En virtud de santa
obediencia y bajo pena de excomunión "latae sententiae" en la que se
podio incurrir "ipso facto" el Convento de San Marcos debía unirse a la
nueva Congregación Tosco-Romana. La reacción del fraile, igualmente en este
caso, fue la de no seguir las indicaciones precisas, incurriendo, por
tanto,"ipso facto" en la censura.
Fray Girolamo dejó pasar un tiempo
prudencial desde la publicación del último Breve, y escribió el opúsculo
Apologeticum Fratrum Congregationis S. Marci", pero no obtuvo ninguna
respuesta de Roma. Al llegar la cuaresma, aprovechó las predicaciones de este
tiempo litúrgico para descargar todo su enojo y condena por la situación de
malestar que estaba viviendo.
Durante los meses de marzo y abril Florencia
se hallaba semidestruida por la guerra de Pisa. Hubo una gran carestía, de
manera que el malestar general de los habitantes desencadenó continuas
protestas. Cuando a finales de abril, Piero Medici intentó reconquistar
Florencia con un pequeño ejército, el Papa Borgia decidió asestar un
golpe tanto al fraile como al partido político que lo sostenía.
Alejandro VI publicó entonces nuevos Breves de excomunión contra el dominico,
alegando los siguientes motivos: predicar doctrina herética y perniciosa;
rechazar presentarse a Roma para disculparse; desobedecer la orden de no
predicar; rechazar unir la Congregación de San Marcos a la nueva Congregación
Tosco-Romana. Pero, antes que la excomunión fuese divulgada en Florencia,
Savonarola escribió una sentida carta al Papa pidiendo perdón por eventuales
ofensas involuntarias.
Tras las elecciones que se celebraron en
Florencia en la segunda mitad de 1497, la Señoría hizo todo lo posible por
lograr la absolución de la excomunión a Savonarola y la licencia para
predicar. Sin embargo, la respuesta fue siempre negativa porque Alejandro
VI condicionaba la absolución del fraile a la adhesión de los florentinos a
la Liga.
Al Papa Borgia no le importaba en
absoluto que la ciudad se siguiera degradando moralmente, cosa que no dejaba
indiferente al fraile, quien se preguntaba con frecuencia si podio soportar en
conciencia un abuso tal de la autoridad papal. Así, solicitado por sus numerosos
seguidores, que al igual que él, sufrían por la desmoralización de los
ciudadanos, fray Girolamo decidió ignorar incluso públicamente la injusta
censura.
OPOSICIÓN Y MUERTE
En febrero de 1498, Savonarola volvió a
subir al púlpito de Santa Maria del Flore (Catedral de Florencia) para demostrar
antes que nada la invalidez de aquella excomunión, y arremetió con mayor
violencia contra la corte de Roma y el Papa. La Señoría, asustada ante esta
grave situación, recomendó al fraile que interrumpiera definitivamente las
predicaciones. La reacción de Savonarola no se hizo esperar: dirigió una
carta de desafío a Alejandro VI y proyectó la reunión de un
concilio que juzgase y depusiese al Papa.
En Florencia la oposición Savonarola creció.
Un adversario suyo de la orden franciscana, Francisco de Puglia, propuso
sufrir la prueba del fuego para demostrar que el dominico se encontraba en el
error. "Estoy convencido de que arderé-dijo el franciscano-, pero
acepto este sacrificio con gusto para librar al pueblo: si Savonarola no
arde conmigo, le podréis considerar un verdadero profeta". Los
gobernantes de Florencia accedieron a la realización de la prueba para así
quitarse de en medio al fraile. Si el dominico fray Domingo-que
representaba a Savonarola en este juicio de Dios- se quemaba, fray
Girolamo debería abandonar la ciudad.
El Papa censuró el procedimiento, porque
-según él una provocación supersticiosa a Dios. Sin embargo, Florencia no cedió,
y en la plaza de la Señoría todo estaba listo para el demencial juicio. Se
decidió finalmente que el franciscano Juliano Rondinelli y el dominico
Domingo tenían que entrar en las llamas. Pero, como consecuencia de una
discusión provocada por el dominico -que quería entrar en las llamas de la
hoguera mientras llevaba en sus manos el Santísimo Sacramento-, y una tempestad
posterior, la gente, cansada de esperar, despejó la plaza y abandonó el
espectáculo.
Al día siguiente, tanto la Iglesia como el
convento de San Marcos fueron asaltados, y fray Girolamo fue hecho
prisionero. Con un Breve pontificio a la Señoría florentina, Alejandro VI
expresó su alegría por la captura, absolvió de las censuras a personas
consagradas y pidió que se trajera a su presencia al dominico.
Los delegados papales y el general de los
dominicos fueron enviados a Florencia para seguir el proceso. Las pruebas
oficiales fueron falsificadas por el notario. El 22 de mayo fue publicada la
condena a muerte "por los grandes crímenes de los que habían sido declarados
culpables", Fray Girolamo, Fray Domingo y Fray Silvestre.
El día 23, después de haber oído Misa en el Palacio de los Señores, fueron
conducidos al patíbulo, colgados, y sus cadáveres quemados.
GIORDANO BRUNO:QUEMADO POR HEREJE
La Comisión teológico-histórica del Comité
Central del Jubileo tiene previsto organizar antes del 2000 dos Congresos
internacionales de alto valor científico, uno sobre el "antisemitismo" y otro
sobre las "inquisiciones".
Esta iniciativa responde a la petición del
Santo Padre de hacer un examen profundo al final del milenio que lleve a poner
fin a la labor de revisión histórica ya comenzada por el Concilio Vaticano II,
comprometiendo en esta tarea a la Iglesia entera con vistas al
Jubileo.
Ya en el Consistorio extraordinario de 1994,
el Papa habla hablado de una revisión de los aspectos oscuros de la historia de
la Iglesia, como una gracia del próximo Jubileo, que se une a la idea de
elaborar un "Martirologio contemporáneo".
Probablemente, durante el Congreso sobre la
Inquisición se plantearán y se estudiarán casos como el de Girolamo
Savonarola y el del polémico filósofo Giordano Bruno, de quien alguno
se ha atrevido a pedir su rehabilitación.
PRIMERAS INFRACCIONES
Giordano Bruno nació en Nola, en el Reino de Nápoles, en 1548. Diecisiete años
más tarde, entró como clérigo en el Convento de Santo Domingo Mayor. Entre 1566
y 1567 incurrió en las primeras infracciones por haber despreciado el culto a
Maria y a los santos. En 1572 es ordenado sacerdote, tras haber cumplido 24
años.
La manifestación de sus dudas acerca del dogma
de la Santísima Trinidad, tuvo como consecuencia la instrucción de un proceso,
por lo que decidió abandonar el convento y la ciudad.
A partir de entonces, Bruno decidió
recorrer numerosos paises europeos -Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza,
Checoslovaquia-, para enseñar y exponer sus principales ideas
filosófico-teológicas.
Sostenla entre otras cosas que la unidad
absoluta del cosmos exige la identificación de materia y forma. Toda su ética se
funda en el sentimiento de identidad del hombre con el cosmos, que le hacer
perderse en el latido universal del Todo.
Fue autor de la Nova de universis
philosophia, inspirada en el neoplatonismo y en los escritos herméticos.
Pero sus principales obras fueron: Delia Causa, Principio ed Uno; De
I'Infinito, Universo e Mondi; La Cena dalle Cineri.
En 1592 es encarcelado en Venecia, acusado de
despreciar las religiones, no admitir la distinción en Dios de tres personas,
tener opiniones blasfemas sobre Cristo, no creer en la transubstanciación y
sostener que existen mundo infinitos.
Un año más tarde abandona la cárcel de Venecia
y se traslada a la del Santo Oficio de Roma, de la que -tras un largo e
intermitente proceso- saldrá siete años después para ser ajusticiado.
Los episodios del proceso romano se pueden
resumir así: imputación de haber sostenido que Cristo pecó mortalmente, que el
infierno no existe, que los dogmas de la Iglesia son infundados, que el culto de
los santos es reprochable.
En 1596, la Congregación estableció una
comisión con el fin de censurar las proposiciones heréticas contenidas en los
libros de Giordano. El 20 de enero de 1600 el Papa que Bruno fuese
sentenciado como herético formal, impenitente y pertinaz, y entregado al brazo
secular.
El 8 de febrero es llevado desde la cárcel del
Santo Oficio al palacio del Cardenal Madruzzi, situado en la Plaza
Navona, donde se leyo públicamente la sentencia, mientras Bruno
permanecía arrodillado. de las 30 o más imputaciones contenidas en la sentencia,
resultan confirmadas las concernientes a la transubstanciación, la virginidad de
Maria, la vida herética, la pluralidad de mundos, el alma humana, la eternidad
del mundo.
Reconocido herético, fue condenado a la
degradación de las órdenes, a la expulsión del foro eclesiástico y a ser
entregado a la corte secular para el debido castigo. Sus libros debían ser
quemados en la Plaza de San Pedro.
Tras ser trasladado a la cárcel de Tor di
Nona, y recibir las visitas de algunos teólogos, la mañana del jueves 17 de
febrero del 1600 fue conducido al Campo di Fiori, donde fue quemado.
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